A medida que la demanda a nivel global de bienes de consumo aumenta día a día, la necesidad de un nuevo tipo de industria, dotada de las últimas tecnologías destinadas a optimizar el proceso de manufactura, al tiempo que se mantiene en línea con las normas de sostenibilidad más recientes, se ha vuelto vital. Esto ha dado lugar a la cuarta iteración de la industria, o “Industria 4.0”, que implica la digitalización de los sistemas de fabricación actuales, con el uso de sensores, redes de comunicación y análisis de grandes cantidades de datos junto con robots y máquinas inteligentes que prometen un aumento de la productividad, la personalización, la disminución del desperdicio de materias primas y una mayor calidad de los productos. Este cambio fundamental en el funcionamiento de las industrias también ha alterado el escenario en torno a las normas de pruebas y seguridad actuales. A medida que la maquinaria se vuelve más y más sofisticada, con nuevas tecnologías que sustituyen a las más antiguas, al mismo tiempo, se deben adaptar los protocolos y las normas de seguridad.
Comprender los problemas de seguridad en las industrias
El aumento de la sofisticación en el escenario actual equivale casi siempre a la integración de la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (ML) con la computación en la nube, y el Internet de las cosas (IoT). La inteligencia artificial la muestra cualquier agente que puede optimizar las posibilidades de alcanzar sus objetivos a través de la percepción de su entorno. El aprendizaje automático es el estudio de los algoritmos informáticos que pueden mejorar de forma automática a través de la experiencia y los datos. Estos sistemas comienzan a integrarse con rapidez para ayudar a alcanzar los principales objetivos de la nueva revolución industrial: mejorar la manufactura por medio de sistemas actualizados.
Los robots móviles son un ejemplo de maquinaria mejorada. Ofrecen una mayor flexibilidad en comparación con los robots estándar utilizados en las industrias actuales. Mediante el uso de la IA y el aprendizaje automático, están diseñados de manera que les permite calcular en tiempo real la ruta más eficiente para completar sus tareas. Esta ruta se cruzará con toda seguridad con los elementos humanos que comparten el área de la fábrica con estos robots y, por lo tanto, un escenario para un posible contratiempo, que supondría un costo tanto social como económico para la empresa y sus trabajadores. Esto requiere la elaboración de estrictas normas de seguridad en el contexto de estos robots con inteligencia artificial y aprendizaje automático integrados.
(Fuente: Green World Group)
Otra aplicación de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático en la que el riesgo de pérdida es alto, son los vehículos autónomos. Un vehículo autónomo tiene que procesar múltiples puntos de datos (por ejemplo, velocidad, ubicación relativa con respecto a otros automóviles, obstáculos en la carretera, etc.) a través de sus algoritmos. Esto exige normas de pruebas sólidas para garantizar que dicho algoritmo tenga errores dentro de los límites permitidos, ya que cualquier error puede suponer un peligro para posibles cientos de vehículos que circulen por las carreteras. Por otra parte, los sistemas de IA integrados adaptan su funcionalidad a lo largo del tiempo, lo que puede dar lugar a la aparición de procesos y productos que difieren de forma radical de los que se implementaron en un principio, lo que obliga a revisar la evaluación de riesgos a lo largo del tiempo.
Todos estos factores combinados desembocaron en un entorno en constante evolución, y esta evolución ahora ejerce presión sobre las instituciones responsables de elaborar las normas de seguridad, ya que con cada cambio en el funcionamiento de los procesos y las entidades, cambian los pasos que garantizan la seguridad de cada entidad involucrada. Aparte del riesgo obvio de daño físico debido a un mal funcionamiento, la naturaleza interconectada de la Industria 4.0 trae consigo nuevas amenazas a las que antes se prestaba una atención mínima cuando se consideraban dentro del contexto de una industria: intrusión de la privacidad, amenazas cibernéticas, problemas de conectividad, etc. Esto significa que las normas de seguridad ahora tendrán que incluir todas estas nuevas áreas potenciales de problemas de seguridad.
Cómo la Industria 4.0 responde a las demandas de mayor seguridad
Un ejemplo de los sistemas de seguridad en la nueva industria se implementa mediante la informática periférica y la IA integrada. La informática periférica, es decir, la que se utiliza en la recopilación de datos, ha abierto nuevas puertas en el contexto de los sistemas de seguridad. Procesar los datos sin enviarlos a la nube permite tomar decisiones en tiempo real cuando se utiliza con sistemas de IA y ML integrados en tales sistemas de seguridad. Estas tecnologías garantizan una respuesta rápida, y el potencial para salvar vidas es enorme. Estos programas de IA de seguridad incorporada necesitarán normas sólidas que garanticen que estos componentes críticos tengan las menores posibilidades de fallar.
En cuanto a los aspectos técnicos, la evaluación de riesgos, las pruebas y la elaboración de normas que se ajusten a las definiciones pertinentes de seguridad son los pasos más cruciales para garantizar la viabilidad de la nueva revolución industrial con respecto a las medidas de seguridad. Garantizar de manera constante que las normas se mantengan al día con los rápidos avances de la tecnología se convertirá en el mayor reto para los comités encargados de garantizar la seguridad de las entidades que emplean estas nuevas tecnologías.
¿Una ventaja disfrazada?
Además de cambiar el funcionamiento de las propias máquinas, la Industria 4.0 también cambia la forma de gestionar un recurso fundamental: los Recursos Humanos. La maquinaria y los equipos inteligentes que pueden, en términos muy exagerados, imitar la toma de decisiones humana ya comenzaron a desplazar a los trabajadores humanos en muchos campos, al tiempo que crean la necesidad de mano de obra calificada que esté equipada para diseñar, manejar, solucionar problemas y mantener el panorama siempre cambiante de la maquinaria de fabricación.
Con las tareas físicas laboriosas, junto con la toma de decisiones y el monitoreo en la planta, que se delegan en máquinas autónomas inteligentes, la naturaleza de los trabajos realizados por el elemento humano de la industria cambia con rapidez. Como se mencionó anteriormente, cada vez surgen más funciones que implican tareas intelectuales, como el diseño y la resolución de problemas, lo que obliga a los trabajadores a actualizar sus conocimientos. Este cambio en la naturaleza del trabajo realizado por los seres humanos modifica dos cosas: una, los trabajos se vuelven menos monótonos y más desafiantes y satisfactorios desde el punto de vista creativo, y dos, las normas de seguridad y salud ocupacional. El aspecto de los cambios en las normas de salud y seguridad implica que el estrés psicológico, el bienestar general, etc. empezarían a ganar más peso como parámetros primarios de salud, lo que al final llevaría a un individuo cuyas necesidades psicológicas se ponderan al mismo nivel que las de su salud física.