Uno de los muchos mitos que existen sobre los rayos es que estos nunca impactan dos veces en un mismo sitio. En realidad, si las circunstancias que facilitaron el impacto original permanecen constantes en la zona, las leyes de la naturaleza favorecerán los impactos reiterados.
El edificio del Empire State recibe, en promedio, unas 23 descargas de rayos al año. La Torre Willis recibe, aproximadamente, 50 descargas de rayos al año. Contrario a lo que podría pensarse, las descargas de rayos se forman a kilómetros de la tierra, por lo que los objetos en el suelo tienen una menor influencia sobre el lugar en el que ocurrirá la descarga. Sin embargo, existen algunos factores que podrían aumentar las probabilidades de descargas de rayos. Las estructuras extremadamente altas, como las torres y rascacielos, son más susceptibles porque reducen de forma significa el espacio de aire aislante entre las nubes y el suelo. Los objetos aislados tiene más probabilidades de recibir una descarga de rayos porque los "sensores" de descenso de una descarga (lo que se conoce como trayectoria irregular) tienen más opciones de golpear un objeto detenido en el campo de descarga antes de llegar al suelo.
Los rayos son sin duda el evento de sobretensión externa más destructivo al que puede estar amenazado su sistema. Las descargas de rayos generalmente superan los 100.000 voltios y los 40.000 o más amperios. Sin la adecuada protección de circuitos, incluso una sola descarga de rayos puede destruir un sistema eléctrico y muchos sistemas eléctricos a gran escala, como líneas eléctricas, estaciones de conmutación y plantas de energía se construyen en áreas propensas a recibir descargas. A menudo estas son unas de las estructuras más altas en el área y generalmente se instalan en lugares distantes y al aire libre. Muchos sistemas eléctricos en exteriores ionizan el aire que los rodea como un subproducto del funcionamiento normal, lo que hace que el aire sea más conductivo. Estos sistemas deben ser capaces de soportar varias descargas en un solo evento y en el tiempo, sin presentar fallas.
Afortunadamente, los fabricantes están desarrollando descargadores de sobretensión cada vez más sofisticados, capaces de reorientar los eventos de sobretensión al suelo de forma segura. Muchos de estos componentes están adaptados para eventos de sobretensión masivos (como las descargas de rayos) y también poseen capacidades para múltiples descargas. Durante un evento de múltiples descargas, su primera línea de defensa será la fortaleza de su supresor, el que generalmente puede ser un diodo, una red de diodos, un varistor o un tubo de gas. Productos como la serie de módulos LSP10 de Littelfuse ofrecen varistores que están compuestos de óxido metálico con plomo radial y poseen un elemento con activación térmica que les permite abrirse en caso de sobrecalentamiento. Muchas soluciones pueden tener una combinación de supresores que actúan como barreras múltiples, haciendo que las sobrecargas bajen por las líneas si estas son destruidas.
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Su segunda línea de defensa es la desconexión catastrófica. Las soluciones de módulo LSP05G de Littelfuse cuentan con protección térmica y están diseñadas con mecanismos de desconexión, de manera que en caso de falla catastrófica el sistema se separará completamente de la fuente de alimentación y permanecerá protegido. Un tercer nivel en estas soluciones le permite a los ingenieros diseñar un indicador de sistema fuera de línea para un rápido control y reemplazo.
Las fallas catastróficas del sistema se pueden prevenir. Con la tecnología de descargador de sobretensiones adecuada, su sistema estará protegido, sin importar la carga de voltaje a la que esté expuesto.